Científicos y economistas, alertaron sobre las tres revoluciones a superar por el planeta para sobrevivir. La primera es la revolución atómica, la segunda la revolución de la información y la tercera la biotecnológica, con sus respuestas a la superpoblación en campos como la salud, alimentación, la energía y el medio ambiente. Las tres tienen un común denominador para su manejo y superación: el aumento del conocimiento. ¿Cuántos países
contribuyen significativamente al incremento del conocimiento universal y su
manejo? Son muy pocos y concentran el 94% del total de los conocimientos
producidos. Más de 150 países en conjunto solo producen un 6% del total de los
nuevos conocimientos de la humanidad. En un estudio, el
Instituto Técnológico de Massachussets (MIT), mediante complicados cálculos logró
determinar que en el año 1975 la humanidad podía duplicar el conocimiento cada
12 años. En 1995 la humanidad podía duplicar el conocimiento cada 10 años y
medio. Hoy se duplica en 5 años y se estima que para el año 2020 en áreas del
conocimiento como la ingeniería genética, la química y la informática el
conocimiento aumentará al doble cada 73 días. Si un alumno inició la universidad en el
año 2006 y egresó en el 2011,
muchos de los conocimientos adquiridos ya le son obsoletos y otros necesarios,
desconocidos.
Las universidades ortodoxas sin reflejos
para generar nuevas carreras integradoras y con pocos espacios curriculares
para el cambio y la proyección del
futuro se van convirtiendo paulatinamente en espectadoras de la rápida
evolución del conocimiento, marginando a sus egresados y a su país del grupo
selecto poseedor del 94% del total de los conocimientos
producidos. Una arista pedagógica básica de la
problemática: en las instituciones educativas se
enseña a resolver problemas, cuando en realidad se debiera enseñar a pensar
el problema. No es lo mismo resolver un problema que aprender a pensar
globalmente un conjunto de variables para poder manejar un conjunto de problemas futuros que hoy ni siquiera somos
capaces de imaginar. Otra arista de la problemática. ¿Cuánto tardaremos en
incorporar carreras integradoras como una “Licenciatura en Tecnologías de Convergencia-NBIC”
(nanotecnologia, biotecnología, informática y cognotecnología)?
¿Están preparadas las universidades, los procesores y los futuros alumnos para salir del ser conservador y de la ortodoxia educativa ante la veloz evolución del conocimiento. Los biotecnólogos sí.
¿Están preparadas las universidades, los procesores y los futuros alumnos para salir del ser conservador y de la ortodoxia educativa ante la veloz evolución del conocimiento. Los biotecnólogos sí.
Estimado Profesor: Coincido con el diagnóstico pero no con la solución. Una cosa es la ciencia y su avance, y otra es su integración. Estoy de acuerdo en que sería relevante para los años que vienen, pero debería recordarse que la implementación de nuevas técnicas, sólo es posible si existe una base sólida que la soporte.
ResponderEliminarSu planteo me recuerda a uno que leí hace un tiempo (no recuerdo dónde) que decía que la internet estaba creciendo exponencialmente, y que en pocos año iba a ser muy difícil buscar información en ella. Yo fui formado en la FCEyN hace 30 años, en Biología. Esa formación me sirvió tanto para apropiarme de nuevos conocimientos como para reconocer cuáles de ellos eran significativos y cuales no lo eran. En resumen, me enseñaron a aprender de toda la información que se me presentaba, así como para saber buscar en bases de datos o en la internet entera información significativa sobre los temas que investigo.
Como aporte quisiera plantear una respuesta: Creo que las carreras del futuro serán aquellas que enseñen a “separar la paja del trigo” o sea las que “enseñen” si es posible, a reconocer la información significativa entre la cada vez más abundante y agobiante información científica.
En concreto intuyo que la solución no es crear miles de carreras diferentes para miles de aplicaciones, pensando en todas las combinaciones posibles, sino formar personas pensantes, comprometidas y abiertas al cambio, con la capacidad de diferenciar información significativa de una parva cada vez más grande de información no significativa y redundante.
De lo contrario, una carrera como la que Ud. propone: una “Licenciatura en Tecnologías de Convergencia-NBIC” se volvería obsoleta antes de que tuviéramos el primer egresado.
Un problema muy ligado al progreso del conocimiento es su atomización en la cantidad de carreras que existen en la actualidad. Debemos aceptar el reto de avanzar hacia el pensamiento complejo y generar carreras integradas. La atomización lleva a los profesionales a la no comprensión del mundo. Una licenciatura en NBIC permitiría el desarrollo de un pensamiento científico-tecnológico complejo para encarar una comprensión exitosa de conocimiento por venir.
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