sábado, 24 de noviembre de 2018

Desde la bioeconomía hacia la nanoeconomía.

Es generalizada la idea que la estratégica de la bioeconomía se apalanca en su importante cantidad de recursos renovables de origen natural, modificados o no genéticamente. Esta bioeconomía competitiva y sostenible supone la llave para solucionar los problemas globales tanto a nivel local como internacional generando oportunidades de negocio. El fundador de la Economía Biofísica e inspirador de la Bioeconomía, Nicholas Georgescu-Roegen (1904-1994) presentó la idea del metabolismo de la sociedad humana o flujo metabólico relacionado con las transformaciones de la energía y materiales necesarias para la existencia y su mantenimiento. Introdujo los conceptos de metabolismo endosomático y metabolismo exosomático para diferenciar la transformaciones de energía y materiales que tienen lugar en el cuerpo humano de las que ocurren fuera del mismo. Así el metabolismo endosomático esta relacionado con la alimentación y el exosomático con la energía consumida por la sociedad en las actividades diarias, es decir las provenientes mayoritariamente de utilizar los combustibles fósiles (electricidad, combustibles, etc).
La energía para nuestro metabolismo endosomático proviene del sol y llega a nosotros a través de la fotosíntesis cuando nos alimentamos con vegetales y también cuando lo hacemos con animales que se alimentaron con vegetales o de otros animales quienes comen vegetales. Dice el Dr. Umberto I. Gallasso: El sol, bajo la forma de energía luminosa, es la única fuente de energía que ha abastecido y abastece de “materia prima” a todas las “fabricas de vida” que son las células. El hombre se equivocó en cuanto al metabolismo exosomático. En vez de asimilarlo a los mecanismos para la vida utilizando energía solar, optó por utilizar combustible fósil. En el año 2019 se alcanzará el record de consumo de 100 millones de barriles de petróleo por día. Algo que estaba enterrado, sin ocasionar inconvenientes, se lo transforma en dióxido de carbono a la velocidad 100 millones de barriles por día. Es así como se dispara, a partir de la economía biofísica, el primer intento de respuesta a la problemática: la bioeconomía, tendiente a lograr una producción sustentable a partir de mantener un equilibrio cíclico con el dióxido de carbono atmosférico. Paulatinamente comienza avanzar, para solucionar la problemática planteada por la economía biofísica, la parte física de la mano de la nanotecnología: nanocatalizadores para tranformar en dióxido de carbono en metano (gas común), sistemas de electrólisis-nanocatalizador alimentado por radiación solar para generar, a partir de dióxido de carbono, etanol, etileno y propanol, paneles solares de puntos cuánticos diurnos y nocturnos (funcionan con radiación infrarroja), dispositivos para nanofotosíntesis, aislantes térmicos para reducir el consumo energético, baterías más eficientes, sistemas de obtención de agua potable a partir del agua de mar utilizando radiación solar y nanopartículas (efecto de resonancia plasmónica superficial localizada), etc.   El camino secuencial tendiente a que el metabolismo exosomático sea similar al endosomático, para la vida, está claro: bioeconomía, nanobioeconomía y nanoeconomía. De lo más conocido y menos complejo hacia lo distinto, construcciones con átomos y moléculas, con importantes requerimientos de innovación, desarrollo e implementación.

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