Nos encontramos
ante una crisis de comprensión. Cada vez aumenta más la distancia entre lo que
sería necesario comprender y las herramientas conceptuales para tal
comprensión. El planeta se ve sacudido por cambios tecnológicos espectaculares,
la persistencia de crisis económicas y el incremento de problemas ecológicos.
Esa falta de entendimiento se traduce en desasosiego social, la explosión de
las desigualdades, la aparición de
nuevas formas de pobreza y de exclusión, la crisis del valor-trabajo, el
malestar del poder, huelgas masivas, el progreso de lo irracional, la
proliferación de nacionalismos, integrismos, xenofobia y simultáneamente en una
demanda muy fuerte de moral y de preocupaciones éticas. Las herramientas conceptuales
necesarias para la comprensión se centran en la integración del saber en la
“cuarta cultura”, las NBIC y la bioeconomía.
La interacción dinámica entre la nanotecnología, la
biotecnología y la informática permiten potenciar el incremento del conocimiento
universal para el avance hacia una tecnología neurocognitiva. La integración
armónica de ellas llevará tanto a una comprensión profunda del ser humano como
a una nueva y trascendente revolución tecnológica. Esta integración conduce a
las tecnologías de convergencia: NBIC
(nanotecnología-biotecnología-informática-cogno). Las iniciales de sus unidades
elementales de funcionamiento, el bit en la informática, el átomo en la
nanotecnología, la neurona en la tecnología inherente a la neurociencia cognitiva
y el gen en la biotecnología, conforman la palabra bang. Esta small bang en el
hombre, multiplicado por los 7000 millones de habitantes existentes en la
tierra, se constituirá, a partir de la comprensión de como se genera el
pensamiento en el circuito neuronal, en la gran explosión del conocimiento generador
de las respuestas necesarias para los problemas del siglo XXI.
Las NBIC constituyen un buen punto de partida para
avanzar desde la ciencia- la tecnología a una cultura integrada. Resulta
imposible en la hora actual comprender a un mundo complejo sin haber alcanzado
un nivel complejo de pensamiento. La globalización impulsó la necesidad de
conversión del pensamiento abstracto en pensamiento complejo. Ese
pensamiento complejo presenta tres características: debe estar contextualizado
para que adquiera sentido, debe ser global, estableciendo relaciones entre el
todo y las partes y, debe abarcar lo multidimensional. La complejidad no se
agota en el conocimiento, involucra también la formación de una consciencia
compleja. El pensamiento abstracto, integrado a la consciencia compleja,
constituye un pensamiento complejo contextualizado, global y multidimensional.
Pensamiento alcanzable en el ámbito general de una cuarta cultura
integrada por las ciencias naturales, las ciencias sociales, las humanidades y
el arte. Desde la óptica expuesta muchos de los problemas actuales
vinculados a las crisis económicas sólo podrán resolverse con una economía
centrada en las problemáticas integradas que afectan al hombre y en las
respuestas integradas que las NBIC nos
pueden dar a través de una nueva herramienta económica: la bioeconomía. ¡Cuantas herramientas conceptuales para tal
comprensión nos están faltando! Las universidades se quedaron en la atomización
del saber universal en múltiples carreras, muy lejos de la convergencia
tecnológica y del pensamiento complejo.
Lectura complementaria:
No llores por la nanotecnología Argentina II.
Lectura complementaria:
No llores por la nanotecnología Argentina II.
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