En el Centro
de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada del Instituto
Politécnico Nacional en México, Aleana L. Delgadillo, desarrolló nanoesferas
fabricadas con un biopolímero capaces de reducir en un 65% la cantidad de
fertilizante nitrogenado utilizado convencionalmente para nutrir una planta,
sin afectar su crecimiento y desarrollo. Los poros de las raíces son pequeños y
es una de las razones por la cual los fertilizantes hidratados no ingresan adecuadamente;
en cambio las nanoesferas nanoestructuradas facilitan la nutrición de la
planta permitiendo disminuir el uso de fertilizantes. El fertilizante, nitrato
de amonio, se introduce en el
biopolímero quitosano, el cual se obtiene de un biopolímero proveniente de la
cáscara de los crustáceos, denominado quitina. El proceso para obtener las
nanoesferas se inicia en un vaso de precipitado donde el quitosano se disuelve
en ácido metacrílico con agitación magnética, utilizando como iniciador de la
polimerización persulfato de potasio, adicionándose al final el fertilizante
nitrogenado. Las nanoesferas resultantes tienen un tamaño que oscila entre los
100 y 375 nanómetros (nm). El quitosano
no daña el medio ambiente, de hecho, las bacterias del suelo utilizan esta
sustancia como alimento. Los fertilizantes nitrogenados llegan a los mantos
freáticos y acuíferos, el consumo
prolongado de estas aguas puede provocar cáncer, además de abortos espontáneos
y una enfermedad denominada metahemoglobinemia (inhibe el transporte de oxígeno
en la sangre). Los investigadores esperan que en algunos años su propuesta se
cristalice y disminuir así la utilización de distintos fertilizantes en los campos agrícolas.
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