domingo, 7 de enero de 2024

La vida, ¿orden a partir del orden o del desorden?

En concordancia con la segunda ley de la termodinámica y el concepto de entropía, los estados ordenados (u organizados) son los menos probables (entropía negativa); mientras los estados desordenados son los más probables (entropía positiva). Un fenómeno ocurre cuando la variación de entropía total o del universo aumenta. Esta es la suma de la entropía del sistema y del medio. Si el sistema es un ser vivo, en un organismo ordenado su entropía será negativa a expensas de un mayor desorden del medio debido a que la suma de ambas debe ser mayor a cero si el hecho ocurre.
El premio Nobel Erwin Schrödinger  preguntaba:                      
¿Cómo consigue un organismo concentrar una corriente de orden en sí mismo y escapar así al caos atómico prescripto por la segunda ley de la termodinámica?
Los organismos continúan existiendo y desarrollándose  al incorporar energía de alta calidad, se alimentan de “entropía negativa”, es decir mantienen su organización interna a expensas de un mayor incremento de la desorganización en el exterior de sus cuerpos. Mientras su entorno tiende al desorden ellos incrementan su orden. He aquí el orden dentro el desorden para la vida.
En cambio la organización ordenada de  los seres vivos proviene de la copia de su material genético. Schrödinger  se maravillaba de que un proceso originado en la copia de una larga cadena de átomos (ADN) pueda producir más de cien billones de copias, en el caso de un mamífero. He aquí como se genera  orden a partir del orden, mediante un sistema químico de copia.
La tierra pasó de contener de 2500 millones de habitantes en 1950 a 8000 en el año 2023 produciendo mucha más materia ordenada a expensas de un planeta caóticamente desordenado energéticamente.
El padre de la economía biofísica Nicholas Georgescu-Roegen solía hablar del metabolismo de la sociedad humana centrado en las trasformaciones de energía y materiales necesarias para su existencia. Introdujo los conceptos de metabolismo endosomático y metabolismo exosomático para diferenciar las transformaciones de energía y materiales que tienen lugar dentro y fuera del cuerpo humano. Así el metabolismo endosomático está relacionado a  una alimentación con entropía negativa a través del consumo de alimentos conteniendo energía ordenada en uniones químicas provenientes en última instancia de la fotosíntesis, cuya eficiencia fotosintética general máxima de 3 al 6% de la radiación solar total, el resto de la radiación solar aumenta la entropía del medio.
El sol es la única fuente de energía que ha abastecido y abastece a las “fábricas de vida” que son las células. Desde el punto de vista del aprovechamiento por las células de la energía solar existen dos variedades: las fotosintéticas que hacen acopio o “empaquetan energía” y las que no contienen clorofila: las células de los individuos del reino animal, incluido el hombre. Comprende a los animales que comen vegetales (herbívoros) y a los animales que comen animales quienes a su vez comieron vegetales (carnívoros). 
En cambio el metabolismo exosomático está vinculado con la energía consumida en nuestras actividades diarias tales como la utilización de la electricidad y el transporte asociados por lo general a un megaconsumo de combustible.
Basta realizar unos cálculos para determinar que un ser humano consume por día 53 veces más energía (mayoritariamente de origen fósil) de la necesaria para su vida celular natural. Consumo de energía extraordinario conducente a un aumento de la entropía del planeta. Un verdadero horror consecuencia del error inicial de haber creado una sociedad dependiente de un consumo de energía exorbitante y también de no haber desarrollado un sistema para el metabolismo exosomático vinculado a las actividades de la sociedad a semejanza del endosomático relacionado con la esencia misma de la vida. De no haber implementado un sistema centrado en el consumo de la energía proveniente del sol.
La complejidad de la vida no se debe únicamente al procesamiento de datos químicos, sino también a su función como transformadora de energía. De las reflexiones sobre el orden a partir del orden y del orden en el desorden surge que la vida no es una mera identidad genética, es un sistema abierto y cíclico, interpretado  por las leyes de la fisicoquímica. 

Bibliografía:
Eric D. Schneider y Dorion Sagan. La termodinámica de la vida. Tusquets Editores. 2008. Barcelona. España. 

1 comentario:

  1. Magnífico comentario que anima a explorar seriamente la convergencia del enfoque de la complejidad y la evolución de los sistemas sociales en tanto colectivos de agentes vivos. Muchas gracias !

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