sábado, 9 de enero de 2016

Argentinos despertad.

En comentarios recientes del sector se destaca a la producción de etanol como el único negocio rentable para la industria azucarera argentina; en parte debido a la perspectiva de una gran cosecha de caña de azúcar para el período 2015/16 y por ende a una presión a la baja del precio, resultando el costo de la cosecha sumado al del flete superior a su precio de comercialización.
El consumo de energía eléctrica en un día de verano con una temperatura promedio de 32 grados es de mínima, en promedio, 14.000 MW (megawatts) y de máxima 20.000 MW. La generación de la energía citada resulta mayoritariamente del aporte de un 5% de energía nuclear, 66% termoeléctrica, 28% hidráulica y 0,5 de energía renovable. Consumos superiores a los 23.000 MW requieren la costosa importación de energía eléctrica de países vecinos.  En la actualidad hay una tendencia en aumento a incorporar centrales  termoeléctricas alimentadas a biomasa, de modo de evitar el consumo de combustible fósil mediante su reemplazo por uno renovable capaz mantener equilibrado el dióxido de carbono en el planeta. Se entiende por biomasa a la cantidad de productos obtenidos por fotosíntesis susceptibles de ser utilizados o transformados en combustible; tales como residuos agrícolas y forestales, residuos animales, residuos sólidos urbanos y cultivos energéticos, entre otros. Un ejemplo lo constituye el bagazo de la caña de azúcar. Existen en la actualidad grandes centrales termoeléctricas alimentadas con biomasa como la  Alholmens Kraft de Finlandia (256 MW) y la Polaniec de Polonia (205 MW). Otros países optan por centrales más pequeñas (aprox. 25 MW) con la finalidad dar trabajo local y evitar gastos por fletes y perdidas por extensas redes eléctricas. Es el caso de Brasil en el cual 474 plantas termoeléctricas a biomasa de caña de azúcar generan  11.233 MW.
Los productores de caña de azúcar, como solución al excedente de producción, solicitan modificar la normativa vigente en la Argentina para elevar el corte mínimo de etanol en la nafta del 10% al 27% como se permite en Brasil. Algo aparentemente viable; pero ante el déficit energético del país también podrían contribuir a incrementar fuertemente la cantidad de centrales termoeléctricas a biomasa. Algo que debiera extenderse a todo el país. Por ejemplo en Neuquén la empresa familiar Biocombustibles Altapatagonia SRL  genera panes sólidos para su combustión a partir del orujo de la fruta residual de la producción de jugos. A la producción y utilización intensiva de biomasa le podríamos agregar la posibilidad de generar biogás a partir de residuos tales como estiércol, bosta o heces humanas con/sin el agregado de productos  derivados de la caña y o el maíz, con la doble finalidad de eliminar residuos y generar energía. ¿Qué se hace con la materia fecal humana producida en las grandes ciudades? 
Independientemente del interesante aporte de otras energías alternativas (solar), nuestro país está en condiciones de autoabastecerse mayoritariamente a partir de la biomasa y del biogás, generando trabajo local, disminuyendo en forma drástica la utilización de combustible fósil y evitando la dependencia externa.  Que las luces del contaminante imperio petrolero no nos encandilen y su derrumbe no nos arrastre. Argentinos, despertad.


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