sábado, 18 de mayo de 2019

Calidad académica: atesorar el saber para saber hacer.

El doctor  Philippe Perrenoud, antropólogo y sociólogo suizo, reconocido por su trabajo en el área de la enseñanza vinculado con el desarrollo de ideas sobre la optimización de la educación en el contexto actual, señala:
Un simple erudito, incapaz de movilizar sus conocimientos de manera apropiada será, frente a una situación compleja, que exige una acción rápida, casi tan inútil como un ignorante”.
La citada frase pone la lupa sobre el abismo entre la metodología ortodoxa de la enseñanza universitaria y la necesaria en la actualidad. Toda una colisión entre el estatus del “como sabe” enciclopedista y el saber hacer inherente al avance tecnológico retroalimentado con la facilidad de obtener en tiempo real la información necesaria para avanzar desde el saber significativo.
En 1950 la población del planeta era de 2500 millones de habitantes, hoy llegó a 7500 millones de habitantes. El fabuloso crecimiento exponencial de 5000 millones de habitantes en sólo 69 años trajo aparejados numerosos problemas: fuerte incremento en la demanda de energía, alimentos y servicios de salud, aumento de la contaminación en general producto de la mayor cantidad de habitantes y de la actividad humana, peligrosa acumulación de gases que conducen al calentamiento global, declive constante de la diversidad biológica ante la apropiación de más espacios físicos por el hombre, aproximación a la “carga máxima de la tierra” (10.000 millones de habitantes), disminución de oportunidades laborales, acenso de lo irracional, etc. Las respuestas tecnológicas fueron apareciendo a través de nuevas disciplinas como la nanotecnología y la biotecnología. Como consecuencia se produce en el último cuarto del siglo XX un cambio en el paradigma educativo, ya no alcanza con las ciencias destinadas a conocer la naturaleza, son necesarias ciencias-tecnologías integradas como la biotecnología y la nanotecnología capaces de transformar la naturaleza “para tratar la restablecer las pautas perdidas y hacer posible la vida en la tierra” (Jeremy Rifkin). Las estructuras universitarias se enfrentan a la disyuntiva de cambiar o conformarse con ser espectadoras del crecimiento exponencial de las respuestas producidas por las tecnologías del nuevo paradigma.
Para la Prof. Dra. Viviana Lázara González Maura “El mayor aporte de los trabajos de Perrenoud a la educación contemporánea está en su concepción dinámica de la competencia, entendida como movilización e integración de saberes (saber, saber hacer, saber estar y saber ser) en la búsqueda de soluciones a problemas diversos en situaciones complejas, heterogéneas y cambiantes". 
La calidad académica hoy implica atesorar el saber necesario “para el saber hacer”, el “como sabe” clásico ya lo tenemos en “la nube”.

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