Richard
Dawkins en su libro de divulgación “El gen egoísta” (The Selfish Gene)
publicado en 1976 establece que el gen es la unidad evolutiva fundamental. Los seres vivos son, pues, meras máquinas de supervivencia para los genes. En tal
sentido los seres humanos son utilizados por los genes para perpetuarse en el
tiempo y el hombre deja su lugar central para convertirse en un soporte
descartable de la herencia genética. ¿Puede la arrogancia humana permanecer indiferente
ante tal perspectiva? La respuesta se comienza a vislumbrar a partir de 1973
con las primeras experiencias de ADN recombinante y el nacimiento de la
ingeniería genética, pero adquiere mayor relevancia a partir del año 2013 con
la posibilidad de la secuenciación masiva de genomas. El hombre ahora puede
tomar el control de la situación cambiando el destino de la perpetuación de
ciertos genes e intentar prevalecer de algún modo. Aparece la posibilidad de
“silenciar genes problemáticos” para que no se expresen, seleccionar embriones
(previo diagnóstico genético preimplantatorio) en la fertilización asistida,
para cortar líneas genéticas conducentes a graves enfermedades hereditarias,
realizar terapias génicas,…
Un
campo de batalla, donde la inteligencia del hombre concebida para sobrevivir lo
suficiente de modo de perpetuar a los genes se tradujo en armas
científicas-tecnológicas para intentar dominarlos. El hombre para vivir cada
vez más en su viaje a la inmortalidad debe indefectiblemente regular-dominar a
los genes y su expresión. Si bien es una guerra entre contendientes que se
necesitan mutuamente, el resultado final luego de centurias o milenios
probablemente tenga un solo ganador: el gen egoísta inmortal o el hombre
inmortal.
Alberto L. D'Andrea.
Lectura complemenaria:
La guerra invisible: el hombre vs los genes.
Recuerdo haber leido esto hace unos 10 años atras y de seguro que da mucho para pensar. ¿ Estaremos manipulando geneticamente nosotros.............., o nos estan manipulando a nosotros ?.
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