Desde que nacemos nos hacen análisis genéticos,
clínicos, biopsias, radiografías, tomografías, implantes dentales…; consumimos
vacunas, vitaminas, cosméticos, antibióticos, hormonas, anestésicos, antiinflamatorios,
analgésicos, antiansiolíticos,
antidepresivos…todo para vivir mas, mejor y sin problemas. Nuestra vida cotidiana se aleja del
contacto con la naturaleza en busca del confort ¿Qué tiene de natural la
heladera, el auto, un televisor, la cocina, el equipo de aire acondicionado, el
teléfono celular, el avión, la computadora,
un equipo de audio, una lente de contacto,…?
El Doctor
John Langmore of the
University of Michigan's nos dice “la expectativa de vida en 1796 era de 24 años y en la actualidad ya supera los 76” , aumentó tres veces en casi
dos siglos. No obstante para Aldous Huxley la condición
histórica de la naturaleza humana está asociada a la alegría, a la
felicidad, a la risa, al llanto, al dolor, al esfuerzo, a la angustia, a
la depresión, a convivir con distintos problemas; todo natural y humano. Ese
hombre que en forma deliberada eliminó parte de la esencia misma de su
naturaleza para "triplicar
su existencia, hacerla confortable y
feliz" se convirtió paulatinamente en posthumano. Su longevidad disparó
problemáticas cruciales como el impresionante crecimiento de la población y la
necesidad de generar en forma sustentable mayor cantidad de energía y
alimentos. En el contexto, surge como reminiscencia de nuestro origen una
tendencia hacia los alimentos orgánicos, sin control higiénico sanitario y con
posibilidad real de alimentar a sólo una mínima parte de la población mundial.
Ante esta “nueva panacea fashion del siglo XXI” debemos recordar las causas por
las cuales desde hace mucho tiempo elegimos
ser posthumanos.
No estoy excesivamente de acuerdo con que optar por alimentación ecológica implique descartar otros avances "posthumanos". Al contrario, es totalmente lógico aprovechar lo bueno de todos los mundos, y ser cauto con lo que se desconoce: es evidente que todavía no tenemos claro cuál es la implicación de la tecnología en los trastornos de salud del siglo XXI (obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares y cáncer). Además de los malos hábitos de vida (sedentarismo, mala alimentación), quizás la producción tecnológica (biotecnológica) de alimentos sea parcialmente responsable (hay algunas evidencias, ver http://www.nature.com/cr/journal/v22/n1/full/cr2011158a.html y http://www.nature.com/cr/journal/v22/n1/full/cr2011164a.html). Esta pregunta está todavía en el aire, aunque algunas personas ya la han respondido antes de que conozcamos la respuesta definitiva, y por tanto la tendencia al consumo de alimentos ecológicos/orgánicos (origen de este post) es debida a ese porcentaje de personas que prefieren optar por descartar la tecnología de su alimentación, antes de que sepamos con certeza su implicación en la transición epidemiológica del siglo XXI.
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