sábado, 22 de agosto de 2015

La antipedagógica teoría cuántica.

Sherlock Holmes comenta al doctor Watson en la novela The Sign of Tour: “Le he dicho  que cuando haya eliminado lo imposible, todo lo que queda, por más improbable que sea, tiene que ser verdad…”, frase aplicable a la mecánica cuántica muy alejada al sentido común y de la intuición. Algo diferente, audaz y absurdo que desafortunadamente tenía que ser verdadero. Las leyes de la física cuántica parecen sugerir que las partículas pasan gran parte de su tiempo en un estado fantasmal, carentes incluso de propiedades básicas tales como una ubicación definida, parecen existir en todas partes y en ninguna a la vez. Sólo cuando se mide una partícula, de repente, se materializa, dando la impresión de que elige su posición como si jugara a los dados. Esto motivó la famosa frase de Albert Einstein "Dios no juega a los dados, creo en la ley y el orden absolutos". La naturaleza intrínsecamente probabilística, con partículas sin propiedades sólidas, sólo probabilidades, hasta que se observan, viene directamente implícita en las ecuaciones de la mecánica cuántica. La visión ortodoxa de la mecánica cuántica, conocida como la "interpretación de Copenhague", sostiene que las partículas representaran todas las realidades posibles al mismo tiempo. Cada partícula está representada por una "onda de probabilidad" y la onda colapsa a un estado definido sólo cuando la partícula es medida. Las ecuaciones de la mecánica cuántica no abordan cómo las propiedades de una partícula se solidifican en el momento de la medición. Seth Lloyd, un físico cuántico del Instituto de Tecnología de Massachusetts, dice: "La mecánica cuántica es todo lo contrario a la intuición, pero los cálculos funcionan, no hay otra que aguantarse". No obstante una serie de sorprendentes experimentos con fluidos han reavivado el viejo escepticismo sobre esa visión del mundo. Los experimentos implican a una gota de aceite rebotando a lo largo de la superficie de un líquido. La gota chapotea suavemente en el líquido con cada rebote. Al mismo tiempo, las ondas de los últimos rebotes afectan su curso. La interacción de la gota con sus propias ondas conocida como la teoría ondas piloto, muestra conductas propias de las partículas elementales tales como propagarse a través del espacio como ondas, sin ningún lugar específico, hasta que se miden. Para algunos investigadores los experimentos sugieren que los objetos cuánticos son tan definidos como las gotas y que también se guían por las ondas piloto. Estos argumentos han inyectado nueva vida a la teoría determinista (en oposición a probabilista) del mundo microscópico, fue la primera propuesta y tras ser rechazada, dio lugar al nacimiento de la mecánica cuántica. Dice John Bush, profesor de matemáticas aplicadas en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, quién realizó varios experimentos recientes con el rebote de gotas: "Cuantas más cosas entendemos ahora para ofrecer una justificación física racional, más difícil sería defender la ‘perspectiva mágica’ de la mecánica cuántica”. Tal vez la mecánica cuántica, alejada al sentido común y de la intuición con un lenguaje matemático hermético acorde, por más improbable que pareciera, debió ser verdad para justificar lo experimental. La constante de Planck "h" es como la solución de un cuento de misterio del cual todavía no se nos contó el argumento. Dice Niels Bohr: “ Todo aquel que no se sienta consternado frente a la mecánica cuántica, no la ha comprendido”. Tal vez otras teorías, como la onda piloto, hoy puedan explicar los mismos fenómenos de forma de ligarlos al sentido común y a la intuición facilitando de ese modo su estudio, comprensión y aplicación.



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