Pasaron 140 años
desde que Thomas Edison presentara su lámpara incandescente en la cual la corriente eléctrica pasa por un filamento
de wolframio (alcanza temperaturas de 2.700 ºC ) rodeado por un gas inerte y todo
encerrado en una cápsula de vidrio. Sólo entre el 10% y el 15% de la energía
aplicada se convierte en luz visible, el resto se emite mayoritariamente en
forma de radiación infrarroja en el rango no visible del espectro. Por lo
expuesto se las reemplazó por lámparas de bajo consumo, incluyendo las LEDs. Ahora un equipo de
investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT-Cambridge-Estados Unidos), publicó el 11 de enero en Nature Nanotecnology
el artículo “Tailoring-high-temperatire radiation and the resurrection on the
incandescent source” presentando un avance espectacular para hacer eficientes
las lámparas incandescentes. La lámpara básicamente es igual a la tradicional
con su filamento metálico convencional. La novedad es una estructura secundaria
circundante al filamento para capturar la radiación y reflejarla de vuelta a él para ser
reabsorbida y reemitida como luz visible. La estructura puede estar formada por
300 finísimas capas de cuatro óxidos diferentes
de silicio, aluminio, tantalio o titanio. Los cuatro óxidos a escala
nanométrica presentan capacidad para reflejar parte del espectro de la luz
(infrarrojo) mientras dejan pasar el resto (luz visible). Resumiendo: la
variante nanotecnológica impide al calor generado disiparse en forma de radiación infrarroja.
La eficiencia lumínica de las lámparas incandescentes convencionales es entre el 2 y el 3 %, la de las fluorescentes (incluyendo las lámparas fluorescentes compactas) entre el 7 y el 15% y las aún más compactas de tipo LED entre el 5 y el 15 %. Las nuevas lámparas incandescentes nanotecnológicas, de dos etapas, presentan el potencial de alcanzar eficiencias tan altas como el 40%. Tal vez la comprensión del mundo desde lo pequeño permita mantener vigente lámpara incandescente comercializada por Thomas Edison.
La eficiencia lumínica de las lámparas incandescentes convencionales es entre el 2 y el 3 %, la de las fluorescentes (incluyendo las lámparas fluorescentes compactas) entre el 7 y el 15% y las aún más compactas de tipo LED entre el 5 y el 15 %. Las nuevas lámparas incandescentes nanotecnológicas, de dos etapas, presentan el potencial de alcanzar eficiencias tan altas como el 40%. Tal vez la comprensión del mundo desde lo pequeño permita mantener vigente lámpara incandescente comercializada por Thomas Edison.
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