Los investigadores
del Departamento de Química del MIT (Massachusetts
Institute of Technology) desarrollaron
sensores utilizando nanotubos de carbono modificados químicamente capaces de
detectar menos de 10 ppm (partes por millón) de gases tóxicos (J. Am. Chem.
Soc., 2016). El sensor tiene un circuito cargado con nanotubos de carbono,
normalmente altamente conductores, envueltos en un material aislante para
mantenerlos en un estado altamente resistivo. Cuando se expone a ciertos gases
tóxicos el material aislante específico es atacado en función de la
concentración de la sustancia en el aire y los nanotubos vuelven a conducir la
corriente enviando una señal legible por un teléfono celular inteligente con
tecnología de comunicación de campo cercano (NFC). Los teléfonos celulares con
nanosensores para sustancias tóxicas
podrían ser utilizados por los soldados en el campo de batalla para
evidenciar la presencia de armas químicas, los trabajadores de fábricas en las cuales
puede haber fugas de sustancias peligrosas, ambientalistas para controlar
niveles de contaminación del planeta y por los habitantes de un lugar para
salvar sus vidas en caso escapes peligrosos o de atentados con gases letales.
Los nanosensores en su conjunto pesan menos que una tarjeta de crédito. Un
gramo de nanotubos de carbono alcanza para construir cuatro millones de
dispositivos con un costo aproximado de 50 centavos de dólar cada uno. Una
contribución de la nanotecnología en un
desarrollo accesible capaz de mejorar de la seguridad personal y cuidar
la salud.
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