Se calcula la antigüedad
de la tierra en 44 millones de siglos. Hace 20 mil siglos la habitaba el Homo habilis,
el Homo erectus hace 18 mil y el Homo sapiens 2000 siglos atrás. El filósofo y matemático Blas Pascal, en su libro Pensamientos publicado en
el año 1669 decía:
“¿Qué es el hombre? No es más que una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada, un punto medio entre la nada y el todo, infinitamente alejado de comprender los extremos”.
“¿Qué es el hombre? No es más que una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada, un punto medio entre la nada y el todo, infinitamente alejado de comprender los extremos”.
El desarrollo exponencial de la
ciencia-tecnología iniciado en el siglo XX nos permite hoy avanzar con mayor
velocidad hacia la comprensión de ese algo que somos sin ser todo; es así como
podemos ahondar sobre el concepto de hombre bio (Homo bio) y de hombre nano (Homo
nanus). El Homo bio, celular, centrado en la ingeniería genética y su
posibilidad de modificar sus propios genes, para imponerse sobre la muerte codificada, tratando de transitar hacia la prolongación de su vida. El Homo
nanus, capaz de innovar directamente haciendo construcciones con átomos y moléculas,
sale del “ser celular” para orientarse hacia un ser robotizado inmortal. Avanza
hacia cerebros sustitutos sobre la base de nanochips neurosinápticos alimentados
con nuestro software-mente, hacia la piel de grafeno mucho más sensible que la
humana, hacia ojos nano-cámaras capaces de “ver” no sólo en la zona de
la radiación visible, también en parte de la ultravioleta y de la infrarroja. Un Homo nano
que no necesitará agua, oxígeno, ni alimentos. Simplemente alimentado por
paneles solares y por ende un pasajero, sin tiempo acotado, entre las galaxias
del universo.
Volviendo a Blas Pascal: “ …¿pensará tal vez que es ésta la extrema
pequeñez de la naturaleza? Voy a hacerle ver aquí dentro un nuevo abismo. Voy a
pintarle, no solamente el universo visible, sino la inmensidad concebible de la
naturaleza, en el recinto de ese compendio de átomos”.
Existe
un camino hacia ese Homo nanus hecho con átomos y moléculas, sin necesidad de formar
células vivas, y capaz de ver al universo desde sus propios átomos.
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