¿Es posible hacer una máquina del tamaño de una célula humana capaz de conducir
la electricidad, ser sensible al ambiente y cambiar de forma? Los físicos de Universidad
de Cornell, Paul McEuen, Itai Cohen y colaboradores, no solo dicen que sí, ya
comenzaron a construirla. En la actualidad se pueden producir micro y nanochips
para procesar gran cantidad de información, pero poco se sabe sobre cómo hacer para que se
doblen o muevan. La propuesta es usar motores
denominados bimorfos (bimorphs). Un bimorfo es un conjunto de dos
materiales, en este caso, grafeno y vidrio, que se dobla cuando es impulsado
por un estímulo como calor, una reacción química o un voltaje aplicado. El
cambio de forma ocurre porque, en el caso del calor, dos materiales con
diferentes respuestas térmicas se expanden en forma diferente ante el mismo
cambio de temperatura. Como
consecuencia, el bimorfo se dobla para aliviar parte de esta tensión,
permitiendo que una capa se estire más que la otra.
Grafeno-vidrio bimorfos. Crédito: Cornell University |
Al agregar paneles
planos rígidos que no se pueden doblar, los investigadores localizan la flexión
para que ocurra sólo en lugares específicos, creando pliegues. Con este
concepto se pueden construir una variedad de estructuras plegables:
desde tetraedros (pirámides triangulares) hasta cubos
En el caso del grafeno y el vidrio, los bimorfos también se pliegan en respuesta a estímulos químicos al conducir grandes cantidades de iones al vidrio, produciendo expansión. Por lo general, esta actividad química solo ocurre en el borde exterior del vidrio cuando se sumerge en líquidos iónicos. Como el bimorfo tiene solo unos pocos nanómetros de grosor, presenta una gran superficie en el borde externo conducente a una alta reactividad química.
El bimorfo, debido a la fuerza relativa del grafeno, permite construir un exoesqueleto lo suficientemente fuerte para transportar los componentes electrónicos necesarios.
Ahora los investigadores están abocados a la construcción de “músculos” a pequeña escala.
Una interesante y genial contribución al exponencial desarrollo de la nanorrobótica.
desde tetraedros (pirámides triangulares) hasta cubos
En el caso del grafeno y el vidrio, los bimorfos también se pliegan en respuesta a estímulos químicos al conducir grandes cantidades de iones al vidrio, produciendo expansión. Por lo general, esta actividad química solo ocurre en el borde exterior del vidrio cuando se sumerge en líquidos iónicos. Como el bimorfo tiene solo unos pocos nanómetros de grosor, presenta una gran superficie en el borde externo conducente a una alta reactividad química.
El bimorfo, debido a la fuerza relativa del grafeno, permite construir un exoesqueleto lo suficientemente fuerte para transportar los componentes electrónicos necesarios.
Ahora los investigadores están abocados a la construcción de “músculos” a pequeña escala.
Una interesante y genial contribución al exponencial desarrollo de la nanorrobótica.
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