El filósofo Edgar Morín visualiza al
mundo como un todo indisociable y manifiesta la necesidad de desarrollar un
pensamiento complejo en un mundo complejo. Mal podríamos comprender y resolver
las problemáticas del siglo simplificando todo y sin conocer los cambios y las
nuevas posibilidades provenientes de las tecnologías de crecimiento
exponencial. La complejidad del presente solo podrá interpretarse y su
extrapolación hacia el futuro solo podrá realizarse si se dispone de las capacidades
integradas necesarias para comprender la sociedad multidireccional.
Lo complejo no debe conducirnos
a lo incierto.
Crédito: Alberto L. D'Andrea |
Vivimos
un escenario de incertidumbre creciente debido a la rápida obsolescencia de los
productos y servicios tecnológicos, las oportunidades y amenazas de un mercado
altamente globalizado, el incremento sin precedentes de recursos humanos
altamente calificados, las importantes inversiones en nuevos desarrollos, el
protagonismo de las organizaciones de tecnología intensiva, las
transformaciones cualitativas y cuantitativas simultáneas, etc. Quienes están
capacitados para la complejidad pueden capturar e interpretar estos fenómenos a
través de su tendencia y proyectar razonablemente su evolución a través del
tiempo. En este sentido la complejidad es abarcable. La incertidumbre, en
tanto, evoluciona con independencia del tiempo, y su aprehensión es esquiva y
limitada para quienes se forman con una percepción lineal, incluso con una alta
especialización. Ciencia, tecnología y gestión integradas en pos de desmarañar
lo intrincado. En tal sentido dice el Dr. Jorge Velasco Zamora “Gestionar
tecnología supone reducir la incertidumbre a su expresión más residual”.
Sólo la prospección lleva
al camino correcto.
La
prospectiva consiste en tentativas sistémicas para observar a largo plazo el
futuro de la ciencia, tecnología, economía y sociedad, con el propósito de identificar
tecnologías emergentes capaces de producir mayores beneficios socioeconómicos.
Por lo expuesto la prospectiva conduce a una mejor comprensión del mundo
complejo, limitando la incertidumbre de los escenarios futuros. No se limita a
la descripción del futuro sino que lo conceptualiza interpretando hechos
posibles vinculados con la percepción de la realidad. Francisco José Mojica
resume en cuatro principios las claves para comprender la racionalidad de la
prospectiva:
- La realidad es observable dentro de una visión compleja, antagónica de la percepción lineal;
- la incertidumbre se genera cuando observamos la realidad a través de la lente de la complejidad;
- el futuro es múltiple, por lo tanto no es único;
- el futuro se construye no se predice.
Las tecnologías convergentes: nanotecnología, biotecnología, infotecnología y
cognotecnología, son, con su capacidad para dar respuestas a las problemáticas
socioeconómicas actuales, las activas constructoras del futuro. Su integración
y simbiosis abren un abanico de complejidad cada vez mayor. Se puede aprovechar
la oportunidad para crecer o sucumbir en
un panorama incierto y enmarañado. Sólo
dependerá de si nos podemos capacitar integrando múltiples áreas para lograr
una prospectiva razonable o si continuamos con una capacitación lineal
simplificante conducente a la incertidumbre y diseñada para vivir en mundo que
ya no existe.
Lecturas complementarias:
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