sábado, 12 de enero de 2019

Complejidad, incertidumbre y prospectiva.

Para comprender un mundo complejo se requiere pensamiento complejo. 
El filósofo Edgar Morín visualiza al mundo como un todo indi­sociable y manifiesta la necesidad de desarrollar un pensamiento complejo en un mundo complejo. Mal podríamos comprender y resolver las problemáticas del siglo simplificando todo y sin co­nocer los cambios y las nuevas posibilidades provenientes de las tecnologías de crecimiento exponencial. La complejidad del pre­sente solo podrá interpretarse y su extrapolación hacia el futuro solo podrá realizarse si se dispone de las capacidades integradas necesarias para comprender la sociedad multidireccional.

Lo complejo no debe conducirnos a lo incierto. 
Crédito: Alberto L. D'Andrea
Vivimos un escenario de incertidumbre creciente debido a la rápida obsolescencia de los productos y servicios tecnológicos, las oportunidades y amenazas de un mercado altamente globalizado, el incremento sin precedentes de recursos humanos altamente calificados, las importantes inversiones en nuevos desarrollos, el protagonismo de las organizaciones de tecnología intensiva, las transformaciones cualitativas y cuantitativas simultáneas, etc. Quienes están capacitados para la complejidad pueden capturar e interpretar estos fenómenos a través de su tendencia y proyectar razonablemente su evolución a través del tiempo. En este sentido la complejidad es abarcable. La incertidumbre, en tanto, evoluciona con independencia del tiempo, y su aprehensión es esquiva y limitada para quienes se forman con una percepción lineal, incluso con una alta especialización. Ciencia, tecnología y gestión integradas en pos de desmarañar lo intrincado. En tal sentido dice el Dr. Jorge Velasco Zamora “Gestionar tecnología supone reducir la incertidumbre a su expresión más residual”. 

Sólo la prospección lleva al camino correcto.
La prospectiva consiste en tentativas sistémicas para observar a largo plazo el futuro de la ciencia, tecnología, economía y sociedad, con el propósito de identificar tecnologías emergentes capaces de producir mayores beneficios socioeconómicos. Por lo expuesto la prospectiva conduce a una mejor comprensión del mundo complejo, limitando la incertidumbre de los escenarios futuros. No se limita a la descripción del futuro sino que lo conceptualiza interpretando hechos posibles vinculados con la percepción de la realidad. Francisco José Mojica resume en cuatro principios las claves para comprender la racionalidad de la prospectiva:

  • La realidad es observable dentro de una visión compleja, antagónica de la  percepción lineal;
  • la incertidumbre se genera cuando observamos la realidad a través de la lente de la complejidad;
  • el futuro es múltiple, por lo tanto no es único;
  • el futuro se construye no se predice.
    
¿Qué tecnologías están construyendo el Siglo XXI? 
Las tecnologías convergentes: nanotecnología, biotecnología, infotecnología y cognotecnología, son, con su capacidad para dar respuestas a las problemáticas socioeconómicas actuales, las activas constructoras del futuro. Su integración y simbiosis abren un abanico de complejidad cada vez mayor. Se puede aprovechar la oportunidad para crecer o sucumbir  en un panorama incierto y enmarañado.  Sólo dependerá de si nos podemos capacitar integrando múltiples áreas para lograr una prospectiva razonable o si continuamos con una capacitación lineal simplificante conducente a la incertidumbre y diseñada para vivir en mundo que ya no existe.  

Lecturas complementarias:


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