sábado, 20 de abril de 2019

Nanotecnología, mucho más que un crecimiento exponencial.

Las denominadas tecnologías con crecimiento exponencial o simplemente tecnologías exponenciales presentan ciertas características comunes: producen un incremento significativo del número de aplicaciones, disminuyen rápidamente su complejidad y costo,  dan respuestas a una enorme cantidad de problemas socioeconómicos y  facilitan la vida de millones de personas. 
Alguna de ellas como la Nanotecnología, cuyo nacimiento estructural como disciplina científico-tecnológica lo podemos ubicar en 1974 con la publicación  “On the Basic Concept on Nano-Technology” realizada por el prof. Norio Tamiguchi de la Tokio Science University, está próxima a cumplir 45 años. No obstante en sus primeros 36 años hubo que lidiar con el nuevo nanomundo desarrollando su base científica y construyendo las vías para el desarrollo exponencial. Un buen ejemplo del camino necesario lo constituye la posibilidad de “ver los átomos” a partir de la implementación en 1981 del microscopio de efecto túnel (STM) y en 1986 del microscopio de fuerza atómica (AFM). 
Desde 1974 hasta el año 2007 el crecimiento de la disciplina, como puede observarse en el gráfico, no fue significativo significativo. Hubo quienes dijeron “se habla mucho de nanotecnología pero no hay aplicaciones concretas…”, apostando, no siempre en forma desinteresada, a su fracaso. 
A partir del año 2010 se observa un punto de inflexión con un crecimiento  exponencial sorprendente, incrementando  la facturación global a un ritmo de 18% anual en los últimos 5 años. Hacia el año 2020 un nuevo punto de inflexión indica la cercanía a una etapa final de maduración,  que se materializará hacia el año 2025 en una la industria nanotecnológica consolidada y con innumerables productos convencionales en áreas vinculadas con los materiales, la medicina, la fotónica, la robótica, la electrónica y el cuidado del ambiente, entre otras. La fase de neta de desarrollo exponencial abarca aproximadamente 10 años con una etapa de propulsión e incubación científica-tecnológica de 36 años. Tiempo en el cual quienes dudaron, ante un crecimiento tan rápido, hoy quedaron al margen. Es muy difícil comenzar mirando hacia atrás. Como dice Amos Oz "Lo que se te perdió en el tiempo no lo busques en el espacio". En tecnología la clave es invertir temprano,  mucho antes de la fase de crecimiento exponencial, para generar el conocimiento necesario de las empresas con futuro. 

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