Alberto L. D'Andrea.
Diario Buenos Aires Económico (06/02/09).
El Dr. Craig Venter, reconocido como uno de los padres del proyecto genoma humano, ha descifrado y analizado en forma íntegra su propia secuencia genética a partir de unos 32 millones de fragmentos de su ADN, publicando los resultados del análisis en la revista PLoS Biology. La experiencia abre el camino a la genómica individualizada, un campo en auge según los investigadores y que el propio Venter advirtió cinco años atrás como un buen negocio. Dice Venter “Dentro de una década, antes de que un bebé recién nacido abandone el hospital, sus padres podrán conocer la esencia de su código genético en un CD”. En la misma dirección encontramos a la empresa californiana 23andMe quién se llevó el primer puesto entre los 50 mejores inventos del 2008 (revista Time) por su kit para test genético domiciliario el cual permite estimar la predisposición de la persona a más de 90 características y condiciones genéticas, incluyendo desde la calvicie hasta la ceguera. El kit domiciliario provee los materiales necesarios con los cuales cualquiera puede extraer la muestra del paladar mediante isopado y remitirla a la empresa para realizar un estudio exhaustivo de su genoma. 23andMe desarrolló también de una nueva tecnología analítica logrando bajar durante el 2008 el valor de su análisis de 1000 a 400 dólares, con una tendencia a futuro de llegar al razonable precio de 100 dólares. Estos ejemplos, entre otros, nos muestran la disponibilidad de las herramientas biotecnológicas para conocer las variantes genéticas de los distintos individuos. De tal forma se pudo establecer la presencia en el brazo corto del cromosoma 11 del gen D4DR, responsable de la producción de una proteína receptora del meurotrasmisor dopamina con la propiedad de activar ciertas partes del cerebro pero no otras. Cuando el receptor de la dopamina se encuentra con la dopamina su propia neurona descarga una señal eléctrica. Así es como funciona el cerebro: señales eléctricas producen señales químicas y señales químicas generan señales eléctricas. El gen D4DR se caracteriza por la repetición de su secuencia se ADN ente 2 y 11 veces. Cuando mayor es el número de repeticiones, más ineficaz es el receptor de dopamina. Un gen D4DR “largo” (más de 6 copias) supone una baja sensibilidad a la dopamina en ciertas partes del cerebro. Uno “corto” sensibilidad alta. Las personas con D4DR “largo” tienen menos capacidad de respuesta a la dopamina necesitando realizar actitudes tendientes a incrementar la producción de dopamina para obtener el mismo efecto que con cosas sencillas obtienen las personas con el gen D4DR “corto”. Los poseedores del gen D4DR “largo” desarrollan su personalidad innovadora ante la necesidad de mayores estímulos para lograr el mismo efecto. El gen D4DR representa aproximadamente el 4% de una personalidad innovadora. El tema no es tan sencillo por la coexistencia mínima de otros 10 genes involucrados en la base genética de la personalidad. No obstante con el importante desarrollo de áreas como la genómica-proteómica y la bioinformática pueden analizarse aceptablemente todas las variantes y combinaciones posibles. En total se estima en un 40% la incidencia de la herencia genética en la personalidad innovadora. En la actualidad, sin salir de su casa, usted puede solicitar un kit, remitir las muestras y tener sus resultados por Internet con la posibilidad de consultar a distancia a cualquier especialista del mundo para conocer con certeza su natura.
Innovador se nace y se hace. Pero indudablemente muchos presentan una importante base y predisposición genética. En el futuro cercano como diría Craig Venter todos los recién nacidos llevaran al salir del hospital un CD con el genoma indicativo de sus potenciales cualidades, entre ellas, la del ser innovador. La única duda es si les darán un CD o un pen drive.
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