En los últimos años se fue produciendo gradualmente un cambio de paradigma. Pasamos del predominio de la ciencia centrada en el conocimiento de la naturaleza a una ciencia-tecnología basada en la transformación de la naturaleza con capacidad para llegar a un nuevo tipo de equilibrio imprescindible para mantener la vida en la tierra. Esa biotecnociencia denominada comúnmente biotecnología utiliza seres vivos y/o partes de seres vivos para dar respuestas a las crecientes necesidades socioeconómicas. Su función primordial es la de generar recursos primarios tales como alimentos y energía, mejorar la salud humana disminuyendo los costos de los tratamientos y cuidar el medio ambiente produciendo con residuo cero. Su capital lo constituye el conocimiento de millones de genes y la ingeniería genética. La ingeniería genética considerada “la herramienta de herramientas” posibilita la transformación de la naturaleza incorporando genes a microalgas, microorganismos en general y plantas generando biofábricas fotosintéticas transgénicas capaces de producir los recursos necesarios sin utilizar combustible fósil, consumiendo dióxido de carbono y con residuos aprovechables en su totalidad. Biofábricas capaces de responder a los desafíos planteados por la bioeconomía.
A partir de 1966 Nicholas Georgescu-Roegen críticó a las teorías económicas clásicas en la introducción de su Analytical Economics, avanzando hacia la bioeconomía, teoría económica que profundizó y consolido en su obra magna publicada en 1971: The Entropy Law and the Economic Problem.
¿Por qué causa las teorías económicas no deberían cumplir con las leyes físicas y químicas de la naturaleza? Aquellas basadas en las leyes de la naturaleza inexorablemente se deberán cumplir y podrán guiar a la humanidad por el camino correcto. Lo que para los economistas clásicos es un ciclo de producción y consumo para la bioeconomía es un camino unidireccional hacia el consumo de energía y el agotamiento de recursos naturales. En este contexto, decía Georgescu-Roegen, la vida en la tierra sólo puede ser viable si se cuenta con alguna ciencia-tecnología capaz de generar más energía, alimentos, protejer el medioambiente y bajar los gastos en salud. Seguramente si Nicholas Georgescu-Roegen hoy viviera no estaría sorprendido por la vigencia y el avance de la bioeconomía de la mano de su biotecnociencia, la biotecnología y de sur motor productivo la biofábrica transgénica. La triada para rehacer la naturaleza y mantener la vida en la tierra.
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