Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.) de
Estagira, en Tracia, ha influido profundamente en la historia de Occidente a
través de sus estudios y observaciones científicas. El introduce los cuatro
elementos esenciales para la vida: el fuego a la vez caliente y seco, la tierra
seca y fría, el agua fría y húmeda y el aire húmedo y caliente. Las propiedades
que los vinculan se oponen entre sí (seco-húmedo y frío-caliente).
Para
Aristóteles, cada humano estaba formado por una proporción única de los cuatro
elementos, diferente de cualquier otro ser humano.
La concepción de Aristóteles perduró
durante cientos de años, aproximadamente dos milenios y constituyó la primera
teoría física especulativa conocida. Hoy sabemos de su escasa validez
científica. Sin embargo, teniendo en cuenta los recursos de la época y
basándose apenas en la observación, Aristóteles intentó e inició un camino
hacia la compresión de la naturaleza humana. Mucho avanzó la ciencia
y la tecnología desde entonces. La vida en la actualidad, si bien sigue
vinculada a factores de la naturaleza como la tierra, el aire, el fuego y el
agua, avanza hacia complejas disciplinas científicas-tecnológicas centradas en
la trasformación de la naturaleza, como la nanotecnología y la biotecnología,
las cuales integradas a la gran capacidad de acción de la infotecnología,
conforman un grupo de disciplinas con crecimiento exponencial con posibilidad de
interactuar ente sí mediante una simbiosis innovadora para dar respuestas
a las acuciantes problemáticas socioeconómicas del planeta.
Es el siglo de las
tecnologías convergentes NBIC (Nano. Bio, Info y Cognotecnología).
En el nuevo contexto los “elementos” de
Aristóteles responsables de la formación en una proporción única del ser humano
se podrían reemplazar por “elementos” relacionados a complejidades crecientes
como ser: la vida humana, la inteligencia humana, la vida robotizada y la
inteligencia artificial. Las cuatro vinculadas a través de las propiedades inherentes
a las NBIC. Tal vez un encuadre interesante, producto de la experiencia
milenaria, es que ahora no aparecen como opuestas, parecieran complementase en
función de ambiciosos objetivos como el logro de un cerebro artificial y el de
poder trasferir el software-mente de un humano a un robot. No obstante podemos
vislumbrar cierta oposición entre la biotecnología y la nanotecnología en el
intento de pasar de una vida humana mortal a una vida robotizada inmortal, sin
necesidad de genes ni de ingeniería genética. Sí surgen opuestos
definidos en los "elementos": inteligencia humana-inteligencia
artificial y vida humana-vida robotizada.
Finalmente con relación a la
presentación de los cuatro “elementos” para el siglo XXI, cabe reflexionar que
desde Aristóteles nunca nadie se atrevió a tanto. Seguramente, su validez
científica, tampoco perdure dos milenios.
Lectura sugerida: La Convergencia de las Tecnologías
Exponenciales y la Singularidad Tecnológica. Editorial Temas. 2017.
Brillante, Profesor.
ResponderEliminarGracias.
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