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viernes, 2 de mayo de 2025

La inteligencia en artificios inventa, la artificial ejecuta.

La denominada Inteligencia en Artificios (IA*) puede ser conceptualizada como una manifestación de la inteligencia humana aplicada al diseño, construcción y resolución creativa de problemas en entornos complejos y variables. Su naturaleza es heurística, experiencial y situada. Surge de la interacción con el entorno, integrando elementos como la intuición, la sensibilidad estética, la ética contextual y la capacidad de improvisación frente a lo inédito. No responde exclusivamente a modelos formales ni a datos previos, sino que opera a través de asociaciones flexibles, interpretaciones subjetivas y toma de decisiones con base en un conocimiento tácito.
En contraste, la Inteligencia Artificial (IA) se basa en arquitecturas computacionales que replican, mediante algoritmos, determinados aspectos del razonamiento lógico, la clasificación de patrones y la toma de decisiones automatizada. Sus operaciones se fundamentan en modelos estadísticos, aprendizaje automático y procesamiento masivo de datos. Aunque puede generar resultados que simulan creatividad, su capacidad se circunscribe a estructuras previamente entrenadas; carece de intencionalidad, conciencia emocional o comprensión contextual genuina.
Esta distinción permite establecer que IA* e IA representan formas de procesamiento cognitivo heterogéneas. La IA* se caracteriza por ser creativa, contextual, empática y no determinista. La IA, por su parte, se define por su precisión computacional, velocidad de procesamiento, escalabilidad y repetibilidad. La primera puede operar sin grandes volúmenes de datos, basándose en inferencias cualitativas; la segunda requiere datasets extensos y bien estructurados para alcanzar niveles óptimos de desempeño.
Desde un enfoque epistemológico y funcional, no se trata de inteligencias excluyentes, sino de dominios complementarios. La IA es eficaz en tareas que exigen alto rendimiento lógico-formal, detección de patrones, optimización y automatización de procesos. La IA*, en cambio, puede aportar juicio ético, diseño estratégico, sentido cultural y creatividad disruptiva.
En este marco, la articulación sinérgica entre IA* e IA podría constituir un paradigma emergente en el desarrollo tecnológico contemporáneo. La inteligencia artificial como herramienta de ejecución, análisis y predicción; y la inteligencia humana en artificios como instancia de invención, interpretación y orientación ética. Esta relación plantea, además, desafíos epistemológicos y ontológicos relevantes sobre la naturaleza de la inteligencia, el papel del sujeto creador y los límites de la simulación computacional frente a la experiencia vivida.

Bibliografía.

D’Andrea Alberto L. (2023). Neoeducación GPT. Espacios de Educación Superior. https://www.espaciosdeeducacionsuperior.es/08/11/2023/neoeducacion-gpt/
Gardner, H. (2010). Mentes creativas. Ediciones Paidós.
Mayer-Schönberger, V., & Cukier, K. (2013). Big Data: La revolución de los datos masivos. Turner Publicaciones.
Morin, E. (2000). La mente bien ordenada: repensar la reforma, reformar el pensamiento. Editorial Seix Barral.
Resnick, M. (2018). Lifelong Kindergarten: Cultivating Creativity through Projects, Passion, Peers, and Play. The MIT Press.

sábado, 15 de mayo de 2021

¿Esclavos del progreso científico-tecnológico?

Francis Fukuyama en su libro El FIN DEL HOMBRE (1992) dice “No tenemos por qué considerarnos esclavos de un progreso científico inevitable si éste no sirve a los fines humanos”. Para que el progreso científico dé soluciones a las crecientes necesidades humanas debe materializarse a través de la tecnología debido a los cambios cada vez más acelerados de las ciencias-tecnologías integradas como las NBIC (Nano-Bio-Info- Cognotecnologías) y su convergencia en la inteligencia artificial.

La generación de los Tradicionalistas (1900-1944) y la de los Baby Boomers (1945-1964) no nació entre compu-tadoras, celulares, internet, etc. Muchos tuvimos que realizar un aprendizaje extracurricular en la medida de la aparición de las nuevas tecnologías de la comunicación imprescindibles ante el aumento exponencial de la población del planeta. Visualizamos la importancia de las innovaciones y nos fuimos acostumbrando, con un dejo de nos-talgia, a la incesante evolución científica-tecnológica. Cabe destacar que la citada revolución la iniciaron personas que no contaban con calculadoras, compu-tadoras, celulares ni internet en su época. Basta citar como ejemplo la gran revolución del siglo XX: un modelo atómico confiable, que involucra desde la teoría cuántica de Mark Planck (1900), el modelo atómico de Niels Bohr (1913) hasta el modelo atómico probabilístico de Erwin Schrödinger (1926).
Tanto la Generación X (1965-1980), la Generación Y denominada también Millennials (1981-2000) y fundamentalmente la Generación Z (2001- ) surgen en el actual contexto de una tecnología exuberante. Para ellos es lo normal, lo cotidiano, el espacio que habitan la mayor parte de su tiempo en el que interactúan atrapados en una dimensión apasionante casi imposible de obviar. Por supuesto que no se consideran esclavos en esa dimensión y por lo tanto no queda claro si podrán discernir si sirve o no para los fines humanos como advierte Francis Fukuyama.
¿Cómo utilizar el avance exponencial de las ciencias-tecnologías convergentes para dar respuestas a las necesidades humanas y no para ser esclavos de ellas?
La mayoría de los humanos tendrán que atesorar masivamente los nuevos conocimientos para no quedar a merced solo de grupos, con finalidad de lucro, cuyo propósito último sea generar consumidores adictos y esclavizados.

sábado, 8 de mayo de 2021

Tinta invisible + inteligencia artificial

La protección de la información en papel convencional se basa principalmente en materiales funcionales sensibles que pueden mostrar color o luminiscencia bajo estímulos externos; sin embargo, este método es bastante predecible y se puede descifrar fácilmente. En el artículo Paper Information Recording and Security Protection Using Invisible Ink and Artificial Intelligence, publicado en la revista Appl. Mater. Interfaces, investigadores del Instituto de Tecnología de Harbin, China, proponen un esquema de protección de la información en papel que combina  inteligencia artificial con tinta invisible fluorescente. La tinta, con  un alto rendimiento cuántico y una excelente estabilidad a la luz y a la sal garantiza la integridad de la información en entornos complejos.

                                               Crédito: Appl. Mater. Interfaces. ACS 2021

Se preparó disolviendo nanopartículas de carbono (puntos cuánticos) en agua. Las nanopartículas de carbono, de baja toxicidad, pueden ser esencialmente invisibles bajo la luz ambiental y crean imágenes vibrantes cuando se exponen a la luz ultravioleta (UV), una versión moderna de la tinta invisible. Además, los avances en los modelos de inteligencia artificial (IA), realizados por redes de algoritmos de procesamiento que aprenden a manejar información compleja, pueden garantizar que los mensajes solo sean descifrables en computadoras debidamente capacitadas. Se utiliza entonces una red neuronal convolucional de cinco capas (un tipo de red neuronal artificial donde las neuronas corresponden a campos receptivos de una manera muy similar a las neuronas en la corteza visual primaria de un cerebro)
especialmente diseñada para la interpretación de símbolos excitados por luz ultravioleta impresos con la tinta invisible. Los investigadores fabricaron las nanopartículas de carbono a partir de ácido cítrico y cisteína, que diluyeron con agua para crear una tinta invisible que parecía azul cuando se exponía a la luz ultravioleta. El equipo cargó la solución en un cartucho de tinta e imprimió una serie de símbolos simples en papel con una impresora de inyección de tinta. Luego, enseñaron a un modelo de IA compuesto por múltiples algoritmos a reconocer símbolos iluminados por luz ultravioleta y decodificarlos usando un libro de códigos especial. Finalmente, probaron la capacidad del modelo de IA para decodificar mensajes impresos logrando una  precisión del 100. Inteligencia artificial + tinta invisible para que nadie lea lo que pueden leer quienes comprenden las tecnologías convergentes. 

Información complementaria: Paper Information Recording and Security Protection Using Invisible Ink and Artificial Intelligence

sábado, 18 de enero de 2020

El MIT, los memristores y los chips neuromórficos.

 David Trejo. Prof. de Nanoelectrónica. CAECE
En el artículo publicado el 3 de septiembre del 2016 (Biotecnología & Nanotecnología al Instante) decíamos sobre la posibilidad de fabricar cerebros cuasi similares: “Los nanochips neurosinápticos fueron desarro-llados por IBM (TrueNorth). Cada nanochip equivale a 1 millón de neuronas y 256 millones de sinapsis programables a través de 4.096 núcleos neurosinápticos individuales. Estos nanochips cuentan con una cifra record de 5.400 millones de transistores por centímetro cuadrado. El nanochip neurosináptico integra a la capacidad de procesamiento matemático de las computadoras clásicas, equivalente al lado izquierdo del cerebro, con la capacidad adicional de imitar el lado derecho dónde impacta la información percibida por los sentidos, pudiendo procesar imágenes y la información recibida por una cantidad casi ilimitada nanosensores para responder y resolver con inteligencia complejas situaciones”…”No obstante el cerebro humano tiene una parte de ordenador analógico extremadamente compleja. Su evolución se basa en sus experiencias previas y hasta ahora esta funcionalidad no se pudo reproducir de manera adecuada con la tecnología digital. El desarrollo de nanomemorias tipo memristor (resistencias de memoria) constituye un requisito previo para la construcción de redes de neuronas artificiales capaces de igualar el rendimiento y la funcionalidad de sus homólogos biológicos.  A partir del año 2008 comenzó a confirmarse la posibilidad de un nuevo componente, el memristor, capaz de comportarse  de una manera similar a las sinapsis de las neuronas dentro del cerebro humano. La resistencia a la corriente dentro de un memristor es el producto de las corrientes que han fluido previamente a través de él. La corriente fluye cada vez más fácil cuanto más fluye una corriente previa. Debido a estas propiedades los memristores tienen a constituir una memoria no volátil y permiten producir computadoras mejoradas en la comprensión del habla, las imágenes y el mundo que les rodea”. Esta semana el MIT (Massachusetts Institute of Technologydistingue al Ingeniero David Trejo, profesor de electrónica y Nanoelectrónica de la Licenciatura en Nanotecnología (Universidad CAECE) por sus “chips neuromórficos que prometen potenciar las capacidades de la informática”. El informe del MIT señala “La informática ha evolucionado desde ordenadores que ocupaban habitaciones enteras con capacidades ínfimas hasta computadoras tipo smartphone que caben en un bolsillo y cuya potencia supera a la nave espacial de la misión Apolo 11. Y, dado que la electrónica y la informática siguen avanzando, puede que dentro de un puñado de años la potencia computacional de los aparatos que usamos actualmente nos parezca ridícula. Este es precisamente el objetivo del trabajo del Ing. David Trejo, centrado en buscar nuevas formas de utilizar los memristores. Se trata de unos exóticos dispositivos electrónicos cuya existencia se confirmó en 2008. Estos aparatos almacenan información cuando reciben corriente eléctrica y se están posicionando en chips específicos para inteligencia artificial. Mientras la informática actual almacena la información en forma de unos y ceros (binario), los memristores de Trejo pueden grabar múltiples niveles de información”… “Con miles de memristores, en una placa se pueden emular las redes neuronales de nuestro cerebro. El ingeniero ha creado una placa que le permite hacer una red neuronal de ocho neuronas y trabaja en otra de hasta 64.000. Es una escala de integración más grande que nunca se había hecho antes", explica Trejo. Además, afirma que sus memristores también podrían servir como chips especializados en computación cuántica. La memoria RAM típica de la mayoría de los aparatos electrónicos permite almacenar ceros y unos. Por el contrario, la innovación de Trejo permitirá almacenar al menos ocho valores. "Esto es muy importante para la computación neuromórfica", cuenta Trejo, es decir, para los sistemas que emulan las sinapsis de las neuronas que forman nuestro sistema nervioso. Esto supondrá la cuarta revolución de la electrónica: los procesadores que vienen preparados para la inteligencia artificial. La aplicación de estos avances hará más rápidos los procesos informáticos y aumentará la potencia de la computación actual. Los chips de inteligencia artificial son algo que vamos a necesitar porque todas las apps usan big data e inteligencia artificial, y por esos nuestros smartphones son lentos. Con chips de inteligencia artificial el procesamiento será mucho más rápido y eficiente", añade Trejo. La directora de Telecomunicaciones en la Universidad Nacional Autónoma de México, María de Lourdes Velázquez, miembro del jurado de Innovadores 2019, cree que el proyecto de Trejo "podría ayudar a acelerar el desarrollo de hardware para aplicaciones de inteligencia artificial e internet de las cosas, y que podría lograr grandes impactos en la constante evolución de la industria de la computación".

Lectura complementaria:

viernes, 28 de junio de 2019

Desde Aristóteles nunca nadie se atrevió a tanto.

Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.) de Estagira, en Tracia, ha influido profundamente en la historia de Occidente a través de sus estudios y observaciones científicas. El introduce los cuatro elementos esenciales para la vida: el fuego a la vez caliente y seco, la tierra seca y fría, el agua fría y húmeda y el aire húmedo y caliente. Las propiedades que los vinculan se oponen entre sí (seco-húmedo y frío-caliente).
Para Aristóteles, cada humano estaba formado por una proporción única de los cuatro elementos, diferente de cualquier otro ser humano. 
La concepción de Aristóteles perduró durante cientos de años, aproximadamente dos milenios y constituyó la primera teoría física especulativa conocida. Hoy sabemos de su escasa validez científica. Sin embargo, teniendo en cuenta los recursos de la época y basándose apenas en la observación, Aristóteles intentó e inició un camino hacia la compresión de la naturaleza humana.  Mucho avanzó la ciencia y la tecnología desde entonces. La vida en la actualidad, si bien sigue vinculada a factores de la naturaleza como la tierra, el aire, el fuego y el agua, avanza hacia complejas disciplinas científicas-tecnológicas centradas en la trasformación de la naturaleza, como la nanotecnología y la biotecnología, las cuales  integradas a la gran capacidad de acción de la infotecnología, conforman un grupo de disciplinas con crecimiento exponencial con posibilidad de interactuar ente sí mediante una simbiosis innovadora para dar respuestas a las acuciantes problemáticas socioeconómicas del planeta.
Es el siglo de las tecnologías convergentes NBIC (Nano. Bio, Info y Cognotecnología). 
En el nuevo contexto los “elementos” de Aristóteles responsables de la formación en una proporción única del ser humano se podrían reemplazar por “elementos” relacionados a complejidades crecientes como ser: la vida humana, la inteligencia humana, la vida robotizada y la inteligencia artificial. Las cuatro vinculadas a través de las propiedades inherentes a las NBIC. Tal vez un encuadre interesante, producto de la experiencia milenaria, es que ahora no aparecen como opuestas, parecieran complementase en función de ambiciosos objetivos como el logro de un cerebro artificial y el de poder trasferir el software-mente de un humano a un robot. No obstante podemos vislumbrar cierta oposición entre la biotecnología y la nanotecnología en el intento de pasar de una vida humana mortal a una vida robotizada inmortal, sin necesidad de genes ni de ingeniería genética. Sí surgen  opuestos definidos en los "elementos": inteligencia humana-inteligencia artificial y  vida humana-vida robotizada. 
Finalmente con relación a la presentación de los cuatro “elementos” para el siglo XXI, cabe reflexionar que desde Aristóteles nunca nadie se atrevió a tanto. Seguramente, su validez científica, tampoco perdure dos milenios.

Lectura sugerida: La Convergencia de las Tecnologías Exponenciales y la Singularidad Tecnológica. Editorial Temas. 2017.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Inteligencia artificial o humana en un cerebro artificial.

La inteligencia artificial (Artificial Intelligence, o AI) es la simulación de los procesos de inteligencia humana por parte de máquinas, especialmente sistemas informáticos. Estos procesos incluyen el aprendizaje (la adquisición de información y reglas para el uso de la información), el razonamiento (usando las reglas para llegar a conclusiones aproximadas o definitivas) y la autocorrección. El concepto de AI aparece en el año 1956 causando gran impacto en el ámbito de la tecnología. A partir de ese entonces se diseminó fantásticamente por el mundo cuando queremos referirnos a aquellas máquinas o aparatos dotados de una inteligencia símil a la de los seres humanos. La inteligencia artificial actual difícilmente pueda competir con el cerebro humano porque los diseñadores todavía no lo conocen lo suficiente.
En tal sentido se hallan  en ejecución dos proyectos: el Human Brain Project, de Europa y el  Brain Activity Map de los  EE.UU. El conocimiento proveniente de ambos, unido a la ingeniería neuromórfica con sus nanochips neurosinapticos, memristores y otros desarrollos relacionados, permiten avanzar hacia la construcción de cerebros artificiales acelerando la posibilidad de trasladar el software-mente de los cerebros humanos a los artificiales para poder vivir más allá de los límites del cuerpo biológico; es decir, avanzar hacia la inmortalidad.
Dice el profesor Brian Edward Cox (investigador de la Real Sociedad de Londres y profesor en la Universidad de Mánchester):Humans will Upload Their Brains to Robots to Become Immortal Sooner Than You Think, Claims Professor Brian Cox (Los humanos subirán sus cerebros a los robots para que se vuelvan inmortales más pronto de lo que piensa). En tal sentido el empresario multimillonario Ruso Dmitry Itskov (Newmedia Stars), a principios de 2011 creó un movimiento llamado Iniciativa 2045 el cual lidera un asombroso plan para conseguir la inmortalidad. El plan denominado Avatar consta de 4 etapas de desarrollo progresivo. La tercera etapa (Avatar C) se centra en lograr individuos con un cerebro artificial y cuerpo de robot al los que se le transfiere mediante un software-mente la inteligencia y personalidad humana. Los primeros intentos exitosos, el programa los ubica alrededor del año 2035. En el proyecto (plan de negocio) de  Dmitry Itskov se encuentran trabajando en la actualidad 60 científicos y espera recaudar la fuerte inversión necesaria a través de un importante aporte económico de mil multimillonarios, entrados en edad, quienes serían los primeros inmortales de la historia. 
El avance hacia la concreción de cerebros artificiales y la posibilidad de descargar en ellos la inteligencia humana  puede hacer que el desarrollo de una inteligencia artificial paralela no tenga sentido. Estamos hablando de convertirnos en un humano robotizado inmortal el cual no tendrá genes, ni necesidad agua, alimentos, ni oxígeno, será independiente del tiempo y un viajante atemporal por el universo.