Biotecnología & Nanotecnología al Instante
Un periódico mensual para vivir el presente pensando el futuro.
sábado, 27 de septiembre de 2025
Entre la dulzura y la mutación: el controvertido futuro de las bebidas cola.
martes, 19 de agosto de 2025
Ciencia en piloto automático: investigación con IA y robots
En los próximos años, la combinación de inteligencia artificial y robótica va a cambiar por completo la forma en que se hace ciencia, tanto en lo básico como en lo aplicado. Hoy ya existen ejemplos, como los robots científicos Adam y Eve, capaces de formular hipótesis, realizar experimentos y analizar los resultados por su cuenta. Pero lo que viene es mucho más ambicioso: laboratorios autónomos funcionando las 24 horas del día, conectados entre sí en distintas partes del mundo, intercambiando datos en tiempo real y ajustando experimentos de manera automática sin que un humano tenga que intervenir en cada paso.
En la investigación básica, esto significa poder cerrar un ciclo completo del método científico en horas o días, desde pensar una pregunta hasta comprobar si la hipótesis es correcta. La IA y la robótica permitirán explorar territorios que hoy no se investigan por falta de tiempo o recursos, e incluso podrían detectar patrones o fenómenos que a un investigador humano no se le ocurriría buscar. La ciencia dejará de tener pausas, porque habrá equipos de trabajo que nunca se detienen.

Si las tendencias actuales se
mantienen, para 2030 veremos cada vez más robots científicos publicando
trabajos en revistas de prestigio. Para 2040, habrá redes globales de
laboratorios totalmente automatizados, y para 2050 no sería extraño que existan
sistemas capaces de crear y comprobar teorías científicas propias, aportando
descubrimientos que cambien nuestra comprensión del mundo. El investigador
humano seguirá siendo importante, pero cada vez más como quien plantea las
grandes preguntas y valida la interpretación de lo que la máquina descubre.
lunes, 18 de agosto de 2025
Science on autopilot: research with AI and robots
domingo, 3 de agosto de 2025
El punto de inflexión demográfico del siglo XXI.
Durante siglos, la humanidad fue la única especie inteligente que poblaba el planeta con capacidad de transformar su entorno de forma consciente. Pero en las últimas décadas, el desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica ha introducido un nuevo actor en escena: el robot humanoide. Estos no solo imitan nuestra forma física, sino que, con creciente eficacia, replican y superan habilidades cognitivas humanas en ciertas tareas.
Actualmente, la población humana mundial ronda los 8 mil millones, mientras que la de robots humanoides es apenas una fracción de esa cifra. Sin embargo, hay una clara tendencia: la natalidad humana disminuye en muchos países y el envejecimiento de la población se acelera, mientras que la creación de robots humanoides se duplica o triplica cada pocos años, impulsada por la automatización de industrias, los servicios de asistencia y la expansión de tecnologías como la IA generativa y los sistemas de lenguaje avanzados.
Si proyectamos ambas tendencias, la de la población humana en descenso y la de robots humanoides en ascenso, podría esperarse un punto de cruce durante la segunda mitad del siglo XXI. Aunque depende de variables políticas, éticas, económicas y tecnológicas, algunos futuristas especulan que ese equilibrio podría alcanzarse alrededor del año 2080.
Ese será, quizás, el "punto de inflexión demográfico del siglo": un momento simbólico en el que el número de entidades con forma y función humana fabricadas por humanos igualará al número de humanos biológicos sobre la Tierra.
lunes, 28 de julio de 2025
Del sueldo al subsidio: el trabajo humano frente a la IA
Este artículo busca pensar en voz alta, sin alarmismos pero con honestidad, sobre el porvenir del trabajo, la renta básica universal como posibilidad real, el rol de los Estados en una economía cada vez más automatizada, y el nuevo valor que podrían adquirir las tareas humanas que no pueden (o no deberían) ser reemplazadas por máquinas. Porque en el fondo, se trata no solo de cómo ganaremos dinero, sino de cómo encontraremos sentido.
¿Qué opciones se están discutiendo a nivel mundial?
A medida que la automatización y la inteligencia artificial reemplazan millones de empleos, gobiernos, economistas y organizaciones sociales se ven obligados a repensar las bases mismas del sistema económico. El trabajo, históricamente, ha sido la forma por excelencia de generar ingresos, construir identidad y acceder a derechos sociales. Pero si el trabajo desaparece o se transforma radicalmente, ¿cómo garantizamos la subsistencia, la dignidad y la participación de todos? Algunas de las ideas más debatidas a nivel global son las siguientes:
-Renta Básica Universal (RBU): La propuesta más discutida, y también la más polémica, es la Renta Básica Universal, una suma de dinero garantizada por el Estado a todas las personas, sin importar si trabajan o no, sin evaluaciones, sin requisitos. Sus defensores argumentan que, ante la creciente exclusión del mercado laboral, garantizar un ingreso mínimo y estable permitiría a las personas vivir sin el estrés de la supervivencia, dedicar tiempo al cuidado, al arte, al aprendizaje, al voluntariado o a trabajos que hoy el mercado no valora. Experimentos ya se han realizado en Finlandia, Canadá, España, Kenia y otras regiones, con resultados variados pero prometedores: mejoras en la salud mental, aumento del bienestar, incluso un leve crecimiento del empleo informal voluntario. Sin embargo, los detractores advierten sobre su alto costo fiscal y sobre la posibilidad de fomentar la "ociosidad" estructural. ¿Puede una sociedad sostenerse si trabajar deja de ser una obligación?
-Impuestos a los robots: que la máquina pague lo que quita. Otra idea que gana terreno es la de aplicar impuestos a los robots o, más ampliamente, a las empresas que sustituyen personal por sistemas automatizados. La lógica es simple: si una empresa deja de pagar sueldos porque reemplaza humanos con máquinas, debe contribuir con una porción mayor de sus ganancias al sistema que sostiene a esos ciudadanos desplazados.
Las propuestas como la renta básica universal, los impuestos a los robots o la redefinición del trabajo no son solo respuestas técnicas a un problema económico; son intentos de imaginar otra forma de vivir en un mundo donde el trabajo, tal como lo conocimos, está dejando de ser el eje organizador de nuestras vidas. Quizás el desafío no sea simplemente encontrar nuevas formas de repartir el ingreso, sino atrevernos a cuestionar los supuestos que nos sostienen: ¿Por qué asumimos que valemos según lo que producimos? ¿Por qué el tiempo libre aún es visto con sospecha? ¿Y qué pasaría si una sociedad pudiera vivir menos preocupada por la eficiencia y más enfocada en el bienestar, la creatividad, la empatía y el cuidado?
Tal vez la inteligencia artificial no solo venga a reemplazarnos en las fábricas o las oficinas, sino también a empujarnos a preguntarnos algo más profundo: si ya no es necesario trabajar para sobrevivir, ¿qué vamos hacer con nuestro tiempo en este planeta?
domingo, 22 de junio de 2025
El secreto electromagnético de la consciencia.
Durante décadas, la neurociencia ha considerado a las neuronas (diminutas células que disparan impulsos eléctricos) como las únicas protagonistas en la compleja trama de la mente. La percepción, la memoria, la cognición e incluso la consciencia han sido interpretadas como el resultado de complejos patrones de activación sináptica, también conocidos como el “código neuronal”. Sin embargo, una nueva línea de investigación, aún emergente pero creciente, sugiere que lo esencial podría estar pasando desapercibido: la consciencia podría no estar contenida en los picos eléctricos de las neuronas, sino en los campos electromagnéticos que estos generan a su alrededor.
Uno de los principales exponentes de esta visión es Tamlyn Hunt, investigador de la Universidad de California en Santa Bárbara, quien lleva años explorando la posibilidad de que los efectos electromagnéticos (efecto efáptico: comunicación entre células nerviosas sin una conexión sináptica directa) desempeñen un papel más determinante que las propias sinapsis en la actividad mental. Estos efectos surgen de los campos eléctricos variables generados por las neuronas activas y pueden influir en la excitabilidad de otras neuronas vecinas, incluso sin contacto directo. En otras palabras, las neuronas podrían estar "hablando" entre sí a través del aire, en una suerte de comunicación invisible y no lineal. Este tipo de interacción, denominada acoplamiento efáptico, abre una puerta radicalmente nueva a la comprensión del cerebro. Lo notable es que estas influencias efápticas no son simples residuos eléctricos, sino fuerzas activas que podrían estar organizando y coordinando la actividad mental a gran velocidad.
La antigua distinción entre cuerpo y
alma podría reencontrarse, no en lo sobrenatural, sino en lo invisible de lo
físico: un campo eléctrico, una resonancia, una sutil sincronía. Si nuestros
pensamientos viajan más allá de la sinapsis, si nuestras emociones resuenan en
campos efápticos, ¿no seremos entonces, en parte, un fenómeno del espacio que
nos habita tanto como del cuerpo que nos contiene?
viernes, 2 de mayo de 2025
La inteligencia en artificios inventa, la artificial ejecuta.
domingo, 13 de abril de 2025
Cuando los robots y los drones aprendieron a aprender.
lunes, 24 de marzo de 2025
Nanoplástico enfría pasivamente invernaderos 25 grados.
martes, 11 de marzo de 2025
Los laboratorios químicos se robotizan.
La automatización ha avanzado significativamente en los laboratorios químicos. Existen sistemas automatizados y robots inteligentes capaces de ejecutar tareas repetitivas con gran precisión, como pipeteo, titulación, cromatografía y manejo de reactivos. Esto hace que la destreza psicomotriz o manualidad en el contexto indicado ya no sea tan necesaria. Los robots pueden superar a los humanos en términos de precisión y repetibilidad. La convergencia entre nanotecnología, inteligencia artificial y robótica promete avances en el área, con robots cada vez más sofisticados y adaptables. Existen laboratorios químicos robotizados para realizar experimentos de manera autónoma o semiautónoma, pueden realizar tareas como la síntesis de compuestos, análisis de muestras, formulación de materiales y optimización de reacciones químicas sin intervención humana directa.
IBM RoboRXN: Plataforma basada en IA que diseña y ejecuta síntesis químicas automatizadas en la nube.
Laboratorios autónomos enla Universidad de Liverpool: Robots móviles que realizan experimentos químicos y aprenden de los resultados en tiempo real.
MIT y el Laboratorio deDescubrimiento Molecular Automatizado: Usa robots para la síntesis y descubrimiento de nuevos materiales.
En el futuro, los químicos necesitarán el máximo de conocimientos científicos para la toma de decisiones creativas con la finalidad de diseñar las estrategas analíticas y supervisar a los sistemas automatizados, en lugar de realizar las tareas manuales repetitivas en el laboratorio. Además, los robots, ayudan mucho a reducir los accidentes y la exposición a sustancias peligrosas al disminuir el contacto con productos capaces de producir intoxicaciones o quemaduras, y a producir menos errores humanos debido al cansancio o la distracción, lográndose ambientes seguros y un trabajo más exacto y estandarizado.
sábado, 8 de marzo de 2025
domingo, 16 de febrero de 2025
Un robot humanoide con IA en mi casa.
lunes, 6 de enero de 2025
Atacar la complejidad del siglo XXI con átomos y células.
La bioeconomía y la nanoeconomía son dos campos emergentes que están redefiniendo la manera en que pensamos sobre la producción, el consumo y la viabilidad del siglo XXI. Ambas disciplinas se encuentran en el corazón de la revolución tecnológica actual, utilizando conocimientos avanzados para mejorar la eficiencia y sostenibilidad de los sistemas económicos.
En el artículo Complejidad, incertidumbre y prospectiva, discutíamos la necesidad de desarrollar un pensamiento complejo para interpretar y poder actuar en un mundo complejo. Mal podríamos comprender y resolver las problemáticas del siglo simplificando todo y sin conocer los cambios y las nuevas posibilidades provenientes de las tecnologías con evolución exponencial. La complejidad del presente y su extrapolación hacia el futuro solo se podrá interpretarse si se dispone de la capacidad integrada necesaria para comprender a una sociedad multidireccional”. El Dr. Jorge Velasco Zamora dice:
“Gestionar
tecnología supone reducir la incertidumbre a su expresión más residual”.
En el contexto señalado, la economía de las nuevas tecnologías tiene un eje nítido, en el cual ubicamos al resultante de dos ciencias-tecnologías capaces de trasformar la naturaleza para restituir las pautas perdidas y hacer posible la vida en la tierra:
La Bioeconomía es una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable.
La Nanoeconomía se refiere
a un enfoque económico centrado en la escala más pequeña posible, similar a
cómo la nanotecnología opera a niveles muy pequeños. Este concepto podría tener
implicaciones importantes para abordar desigualdades globales, al permitir un
análisis más detallado y preciso de las dinámicas económicas a nivel individual
o de pequeñas localidades. Al innovar construyendo
con átomos y moléculas, de lo que estamos hechos los seres humanos y el planeta,
la disciplina, podrá dar respuestas a todas nuestras necesidades humanas primarias.
La complejidad requiere un enfoque integrador
del saber para abordar los desafíos sociales, éticos y regulatorios. La
bioeconomía y la nanoeconomía representan un cambio paradigmático hacia un
futuro innovador y más sostenible. Herramientas fundamentales de una gobernanza responsable para maximizar
los beneficios y reducir los riesgos asociados a toda nueva tecnología..
miércoles, 4 de diciembre de 2024
1er Bachillerato Universitario en Nanociencia - Argentina
El Bachiller Universitario en Ciencias (en inglés, Bachelor of Science o BSc; del latín baccalaureus scientiae) es un título de grado en ciencias ampliamente reconocido en los países anglófonos, otorgado a programas que suelen durar entre tres y cuatro años.
El primer Bachelor of Science se instauró en la Universidad de Londres en 1860 en respuesta a la creciente necesidad de una formación académica más estructurada en ciencias, diferenciada de los tradicionales títulos en artes (Bachelor of Arts, BA). El programa marcó un hito en la educación superior, al subrayar la relevancia de las disciplinas científicas para el desarrollo intelectual, tecnológico y social.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el auge de la Revolución Industrial impulsó la demanda de profesionales capacitados en áreas clave como física, química, ingeniería y biología. La Universidad de Londres, destacada por su enfoque innovador e inclusivo, admitiendo estudiantes de diversos credos y orígenes, lideró la implementación de este título.
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Bachiller Universitario en Nanociencia 2025 (Universidad CAECE Argentina) |
El BSc fue diseñado con un enfoque práctico y experimental,
diferenciándose de los títulos en artes, que priorizaban los estudios clásicos
y humanísticos. El currículo incluía materias como matemáticas avanzadas,
química experimental, física y biología, además de ofrecer especializaciones en
campos aplicados como la ingeniería mecánica y la geología. Los estudiantes
eran capacitados para trabajar en laboratorios, resolver problemas y aplicar el
método científico a la investigación.
El éxito del programa en Londres llevó a su rápida adopción
por otras universidades británicas, como Oxford y Cambridge, y posteriormente
se extendió a Europa, América del Norte y el resto del mundo, estableciéndose
como un estándar en la educación científica.
A lo largo del siglo XX, el Bachelor of Science
evolucionó, incorporando nuevas disciplinas científicas y enfoques
interdisciplinarios que conectaron diferentes áreas del saber. En el siglo XXI,
este modelo educativo ha integrado campos emergentes como la biotecnología, la
nanotecnología, la inteligencia artificial y la sostenibilidad ambiental,
adaptándose a los retos y necesidades contemporáneos. Además, se han
implementado políticas para ampliar el acceso, reduciendo barreras y fomentando
la inclusión de grupos subrepresentados en las ciencias.
En este contexto, Argentina dará un paso trascendental en
2025, con la creación del primer Bachillerato Universitario en
Nanociencia, un programa de tres años ofrecido por la Universidad CAECE.
Este bachillerato, con modalidades presencial y a distancia, busca rescatar y
consolidar los 36 años de desarrollo sorprendente e intenso de la ciencia
nano en el planeta. Además, servirá como base para completar una Licenciatura
en Nanotecnología con solo un año adicional de estudios.
Se presenta como una carrera ágil y dinámica,
diseñada para responder a las demandas del siglo XXI, mientras se nutre de una
rica tradición educativa iniciada en 1860. Argentina se posiciona así a la
vanguardia en la formación académica en nanociencias, alineándose con los
avances tecnológicos y científicos más relevantes de nuestra era.