La bioeconomía y la nanoeconomía son dos campos emergentes que están redefiniendo la manera en que pensamos sobre la producción, el consumo y la viabilidad del siglo XXI. Ambas disciplinas se encuentran en el corazón de la revolución tecnológica actual, utilizando conocimientos avanzados para mejorar la eficiencia y sostenibilidad de los sistemas económicos.
En el artículo Complejidad, incertidumbre y prospectiva, discutíamos la necesidad de desarrollar un pensamiento complejo para interpretar y poder actuar en un mundo complejo. Mal podríamos comprender y resolver las problemáticas del siglo simplificando todo y sin conocer los cambios y las nuevas posibilidades provenientes de las tecnologías con evolución exponencial. La complejidad del presente y su extrapolación hacia el futuro solo se podrá interpretarse si se dispone de la capacidad integrada necesaria para comprender a una sociedad multidireccional”. El Dr. Jorge Velasco Zamora dice:
“Gestionar
tecnología supone reducir la incertidumbre a su expresión más residual”.
En el contexto señalado, la economía de las nuevas tecnologías tiene un eje nítido, en el cual ubicamos al resultante de dos ciencias-tecnologías capaces de trasformar la naturaleza para restituir las pautas perdidas y hacer posible la vida en la tierra:
La Bioeconomía es una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable.
La Nanoeconomía se refiere
a un enfoque económico centrado en la escala más pequeña posible, similar a
cómo la nanotecnología opera a niveles muy pequeños. Este concepto podría tener
implicaciones importantes para abordar desigualdades globales, al permitir un
análisis más detallado y preciso de las dinámicas económicas a nivel individual
o de pequeñas localidades. Al innovar construyendo
con átomos y moléculas, de lo que estamos hechos los seres humanos y el planeta,
la disciplina, podrá dar respuestas a todas nuestras necesidades humanas primarias.
La complejidad requiere un enfoque integrador
del saber para abordar los desafíos sociales, éticos y regulatorios. La
bioeconomía y la nanoeconomía representan un cambio paradigmático hacia un
futuro innovador y más sostenible. Herramientas fundamentales de una gobernanza responsable para maximizar
los beneficios y reducir los riesgos asociados a toda nueva tecnología..